Quantes vegades hem sentit allò de "m'avorreixo..." i ens hem vist empesos a cercar alguna activitat o recurs que acabés ràpidament amb l'avorriment del nostre infant? D'un temps ençà sembla que ens hem instaurat en la societat de l'activitat i l'estímul constant, de la connectivitat perpètua, i el cert és que l'avorriment, ben emprat, pot resultar una excel·lent eina per la creativitat i l'auto coneixement.
"Aburrirse en el momento adecuado es signo de inteligencia." Clifton Paul FadimanImatge: John Morgan
La educación que como padres y docentes ofrecemos a nuestros hijos y alumnos no puede ser igual a la que les ofrecíamos hace una década.
Esta afirmación, que parece obvia y de sentido común, topa con uno de los inconvenientes más grandes que tenemos los educadores si no estamos permanentemente atentos a nuestra labor y formándonos continuamente: tenemos tendencia a enseñar de la misma forma como nos han enseñado a nosotros, reproduciendo así modelos obsoletos que no pueden dar respuesta a las necesidades de la sociedad y de las personas de nuestro tiempo.
Hoy sabemos que tener pleno acceso a grandes cantidades de información, a todo un océano de datos, no es lo mismo que tener acceso al conocimiento, no es lo mismo que generar sabiduría. Este es uno de los grandes retos de la educación actual.
Por ese motivo, parece evidente que la educación ya no puede tener como objetivo que los alumnos tengan acceso a la información, que la memoricen y la reciten. Si la información está al alcance de cualquiera, en cualquier momento y en cualquier lugar, lo importante no es retener esa información en nuestro cerebro sino saber qué hacer con ella, cómo utilizarla para resolver problemas, para plantear y responder preguntas. Lo fundamental es que la educación nos enseñe a actuar, a hacer, a dudar, a cuestionar, a convivir, a comunicarnos.
Para que esto sea posible una de las cosas que debemos hacer es permitir que los niños tengan más tiempo libre y, en consecuencia, tengan la oportunidad de aburrirse. Esto no significa que en la escuela deban hacer actividades que no les motiven ni que en casa se pasen horas mirando la televisión sin prestarle atención. ¡Todo lo contrario!
Que tengan más tiempo para el ocio y que lo dediquen en lo que ellos quieran les da la posibilidad de que busquen por sí mismos recursos, soluciones, opciones para entretenerse... Sin duda, el aburrimiento (o mejor dicho, el buscar no caer en él) despierta la creatividad de los niños posibilitando un aprendizaje más autónomo, más emprendedor.
Dejemos a nuestros hijos y alumnos un poco más de espacio, permitámosles que se equivoquen, no se lo demos todo hecho, no tomemos todas las decisiones por ellos... y, sin duda, aprenderán mucho más creativamente ahora y en el futuro.
Font: El blog de Salvaroj
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